martes, 10 de junio de 2008

su salud!


El perro enfermo

Reconocer los síntomas

La observación atenta de nuestra mascota es fundamental para descubrir posibles señales de enfermedad. Cualquier manifestación anómala de su aspecto o su comportamiento deben ser tenidas en cuenta a la hora de decidir consultar con el veterinario o de tomar la iniciativa en las horas previas a la visita del profesional.

Síntomas tan comunes como vómitos, fiebre, diarrea y otras alteraciones pueden ser indicios de enfermedad y debemos estar preparados para valorar el grado de importancia de la misma.

También en caso de emergencias, como accidentes, shocks, fracturas, etc, nuestro conocimiento sobre primeros auxilios y la oportunidad de su aplicación puede resultar decisivo para la vida del animal.

Diarreas

Pueden tener diversos orígenes, como una dieta inadecuada o ingestión de alimentos en mal estado que provocan infecciones bacterianas o víricas; o también pueden ser síntomas de enfermedades graves, como el moquillo, por ejemplo.
Hay que distinguir entre heces blandas, producto de una dieta errónea, y diarrea. Ésta última se caracteriza por
una consistencia acuosa, de color desacostumbrado, que va desde el blanquecino al sanguinolento, pasando por el amarillo o el verdoso.
Para determinar la gravedad de la diarrea se debe observar la frecuencia y abundancia de las deposiciones, si el animal presenta algún otro síntoma, como inapetencia o tristeza, repasar qué ha comido y revisar la dieta.
Una diarrea, leve o grave, debe cortarse desde el principio. Si progresa, el perro se deshidratará y se debilitará, formando un círculo vicioso. Se suprimirá cualquier alimento que tienda a laxar, como hígado, carne cruda, verduras, grasas, etc y se sustituirá por yogurt o arroz o un antidiarreico de venta en farmacias. Si no remite o mejora claramente en 24 horas, conviene acudir al veterinario.

Vómitos

Los vómitos son relativamente frecuentes en los perros que comen demasiado o demasiado deprisa, o cuando el perro come voluntariamente hierba para limpiar su organismo. En estos casos no hay de qué preocuparse pues es un comportamiento natural.
Si son repetidos, frecuentes o con sangre pueden deberse a otros motivos, como la ingestión de cuerpos extraños o envenenamientos. Si además de vómitos el perro tiene fiebre, son síntoma claro de infección. En todos estos últimos supuestos hay que consultar al veterinario.

Fiebre

Es una defensa del organismo ante inflamaciones e infecciones y siempre debe ser el veterinario el que averigüe sus causas.

Conviene aprender a tomarle la temperatura en casa, pues tanto la elevada como la baja temperatura requieren intervención médica. Para hacerlo se introduce un termómetro lubricado en el ano unos 2 centímetros durante 1 minuto. Los límites admisibles son de 39ºC, por arriba y 37,8ºC, por debajo.

La fiebre se detecta también a simple vista por el aspecto general del perro: con la nariz caliente y húmeda, calor, abatimiento y pelo sin brillo.

Conductas que revelan problemas

Los perros a veces manifiestan sus problemas de salud con determinados comportamientos, que hasta pueden parecer graciosos o simpáticos a los dueños novatos. Por ejemplo, "hacer el trineo" o arrastrarse sobre sus cuartos traseros puede revelar varios trastornos: estreñimiento, lombrices, presencia de un cuerpo extraño en el ano o inflamación de los *sacos anales* (link con higiene perros). Otro gesto es el de las sacudidas de la cabeza u orejas dobladas, que normalmente indican problemas en los oídos, como otitis, suciedad y hasta presencia de cuerpos extraños, que deberían ser extraídos por el veterinario, como es el caso de las espigas, un problema muy frecuente.
Toses y estornudos pueden relacionarse también con cuerpos extraños en la nariz, con alergias a algún producto de limpieza o a los humos de los coches o simplemente con resfriados. Si a los estornudos va aparejada la fiebre, hay que pensar en infecciones, entre ellas moquillo, una de las más graves.
El mal aliento puede producirse o bien por *infecciones dentales* (link con aseo perros), problemas gástricos alimentos no adecuados e incluso envenenamientos por arsénico, éter, etc. Por último, el típico rascado canino, si es muy insistente y acompañado de mordisqueo de ciertas zonas puede indicar desde pulgas a eczema.

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