jueves, 12 de junio de 2008

paso a paso


Un cepillado previo facilitará el desenredado posterior.
El agua estará de tibia a caliente: entre 35 y 40º.
El perro se coloca de pie, con collar y sobre una alfombrilla, con el agua cubriendo las patas y hasta la tripa aproximadamente.
Humedecer completamente el pelo y hasta la piel.
Enjabonar desde la cabeza a la cola, extendiendo hacia las patas y el abdomen y masajeando bien .
Cuidar de que no entre agua en los oídos ni jabón en los ojos.
Aclarar en profundidad con un recipiente o jarra en la misma dirección, desde la cabeza a la cola.
Dejar que el perro se sacuda varias veces, ya fuera de la bañera.
Secado completo, primero con toallas y luego con secador no muy caliente.
Por ultimo, nuevo cepillado y, si el clima lo permite salida a corretear un rato.

Después del baño es el momento de aplicar localmente los productos de tratamiento y prevención de parásitos externos

Limpieza de oídos La acumulación de suciedad en los oídos del perro puede provocar otitis y otras enfermedades óticas. Por eso, al menos una vez al mes, es necesario proceder a su limpieza. Para ello se comienza limpiando el exterior con un paño húmedo, sobre todo en el caso de orejas largas y caídas, para después revisar el interior de las mismas. El conducto auditivo se limpiará sólo por su parte externa, con suavidad, con agua oxigenada rebajada en agua o con un producto específico aconsejado por el veterinario. También son útiles las toallitas de bebé impregnadas de aceite suave, siempre sin introducirlas demasiado profundo; por lo mismo, nunca se usarán bastoncitos ni otros objetos.

Higiene de los ojos Los perros con los párpados inferiores caídos, como el San Bernardo, son más propensos a secreciones oculares. La limpieza debe ser, en estos caso diaria. En el resto de las razas, un lavado cada tres o cuatro días con una gasa empapada en manzanilla tibia, te o suero fisiológico será suficiente para evitar la formación de costras y legañas. Limpieza dental Lo ideal sería adoptar el uso regular del cepillo y la pasta de dientes, siempre específicamente formulada para perros. Si el perro no se deja, se le debería acostumbrar a que, al menos, se deje limpiar con agua y un paño. La revisión periódica de la dentadura e incluso las limpiezas dentales efectuadas por el especialista a base de ultrasonidos u otros sistemas indoloros son imprescindibles para conservar la dentadura del animal en óptimo estado hasta su vejez. La dejadez y el abandono puede provocar la pérdida de los dientes, a causa por odontalgias y gingivitis provocadas precisamente por la acumulación de sarro.

Una dieta a base de pienso y el uso de huesos de higiene dental ayuda a mantener los dientes del perro limpios, sanos y libres de sarro

Aseo de patas y corte de uñas Si las uñas no se desgastan en el pavimento por ser éste demasiado liso será necesario cortarlas con mucho cuidado de no dañar las venillas que la s recorren. Si el perro se deja, también se pueden limar. Los espolones son generalmente los que padecen este problema, al estar demasiado altos, y es preciso recortarlos cada cierto tiempo para evitar que se claven produciendo heridas o se enreden en el collar.
Hay que revisar a diario las patas del perro, entre los dedos y en las almohadillas o pulpejos, pueden acumular suciedad, piedrecitas o astillas. En mal tiempo hay que lavarlos con agua y secarlos cada vez que el perro salga a la calle.

Sacos anales, los grandes olvidados

Los sacos anales son unas glándulas situadas al final del recto, que se perciben al tacto. En ocasiones se llenan de excrementos y se obstruyen, produciendo dolor, y estreñimiento. En el caso de que notemos que estas glándulas están abultadas se limpiarán presionando con el pulgar y el índice a los lados del ano, hasta extraer el líquido acumulado. Este problema es más frecuente en los perros de razas pequeñas.

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